31 mayo 2009

Decisiones: Una noche sin sexo

Con respecto a ella, el tomar las decisiones siempre habia sido cosa fácil, es más, recuerdo que sólo una vez dude un poco en tomar una decisión respecto a ella, y no era algo realmente importante se podria decir, sino que era una tonteria y tenia más que ver con los celos que aún me quedaban.

La historia de ese hecho y en el momento en que lo percibí va mas o menos así, yo estaba sentado en una banca en la boleteria de Cineplanet, esperándola por supuesto y ella llevaba media hora de retraso, no importaba mucho eso aquel entonces, las tardanzas bien se podian obviar de parte de ella y de parte mia. Alonso Cueto y su “Hora azul” acompañaban mi espera, me faltaban unas 15 hojas para terminar ese gran libro que a decir verdad lo habia terminado en un tiempo relativamente rápido ya que lo había empezado hace dos días.
No había ni avanzado un párrafo de lectura cuando escucho esa canción que suena desde mi celular, reconozco que es ella por el timbre que le habia asignado, es esa cancion que ella me habia mencionado que la tenía como timbre en su anterior celular “en mi celular churro, el que se malogró” fueron sus palabras exactas, era “Your love” de Outfield, seguramente la conocen.

No fue una decisión fácil ponerla como timbre para cuando ella me llamara ya que suelo enfermarme bastante y ser una caca de gente respecto a eso. Imaginaba cada vez que timbraba en su cel antiguo esa canción y la llamaba algún inmundo amiguito o incluso su ex. Pensaba en cuanto podría hacerle recordar esa canción a su pasado, a su vida antes de mi, y eso me enfermaba, supongo que mi disposición masoquista hacia la torura emocional me hizo mas fácil tomar la decision, optando finalmente por asignarla como timbre para ella, aunque cada vez que la escuchara no podía dejar de pensar al menos fugazmente en ello.

De aquello fue aquella duda tambien y no semejante a la que tuve el otro día en donde se vivió una serie de eventos extraños en una noche que no debió tal vez ocurrir, o que me gusta dramatizar o sazonar un poco con algunos hechos inexistentes supongo, pero que acusando a mi razón en ese entonces los podría dar por veridicos.


...

Una vez más no había forma ni lugar en donde poder dormir juntos, y obviando una promesa anterior de ambos de no regresar a un hostal, regresamos y a pesar de quedarnos ahí durante toda la noche hubo un vacío entre ambos que no se habia dado nunca antes. No estabamos ahí, es terrible pasar por eso y no decir nada.

Tras la llegada al hostal que era medianamente aceptable, entramos a la habitación, yo como siempre revisaba el baño y debajo de la cama, siempre lo hago, ella ya se acostumbro a esta manía que tengo.

Es que me carcome la idea de pensar que alguien se esconde bajo la cama y que mientras hacemos el amor salga y nos haga daño o lo que sea que pueda hacer, comenzando por lo escalofriante de tener a un extraño en una alcoba. Reviso tambien el baño y detras de la cortina de la ducha, cierro las ventanas y las cortinas, coloco mis cosas sobre la mesa de noche, pongo mi celular en modo “Silencio”
(no vibra ni timbra) y saco de la mochila algunas cosas que trajimos, botellas de agua, algún vino, botanas o lo que sea.

Estos eventos que menciono y llegan a convertirse en elementos disociadores de nuestra reunión de pareja, tal vez no son y no parezcan imporantes para muchos, pero se que algunas personas comprenderan la complejidad de aquellos hechos especialmente ese momento, ese momento en que decidimos quedarnos los dos a solas.


El olvido

Pasadas las ocho de la noche, cuando juguetebamos y retozabamos en la cama, desabrochando, abriendo, desabotonando, desvistiendo, que se yo, suena el ruido impertinente del repique de un celular. Era el de ella y sonaba por la alarma que señalaba que debia tomar la pastilla diaria que va consumiendo hace ya más de un mes, era absolutamente imperativo que ella tome la pastilla ya que no haría efecto y es probable que quede embarazada de no seguir las instrucciones.

Esto no era problema ya que otras veces había llevado las tabletas a la universidad e incluso al cine y a otros lugares que habiamos ido a esa hora (ya que se deben tomar todos los dias a la misma hora), pero esta vez por la cara que puso luego de revisar en sus cosas supe de inmediato que algo pasaba y que no sólo la asustaba el hecho de no haber traido las pastillas.

Las benditas tabletas en ese momento estaban en el bolsillo de una polera que había usado la noche anterior y que habia dejado sobre su cama y que ella suponía que probablemente se ponga su mamá para abrigarse por la noche mientras aún no duerme.

El temor que su mamá podria darse cuenta que su hijita adorada consume estas pastillas anticonceptivas la invadió. Debia encontrar rápidamente un sustituto para la pastilla que debia tomar en ese momento, yo a su lado trataba de maquinar algún plan para regresar a su casa y sacar la tableta de la polera. Como era una idea demasiado arriesgada por no decir estúpida desistí de ello y comencé a sufrir con ella y elaborar posibles desencuentros y desenlaces que terminarian en una charla con sus padres en la sala sobre los riesgos de una vida sexual activa.

Como sólo se podria solucionar una de las dos cosas por resolverse, optamos por que debía tomar la pastilla, a la polera con la tableta adentro junto con la posibilidad de ser descubierta la dejamos al azar, a ese caos bendito que siempre nos trae la vida, la polera ahora estaba sola, no contaba con nosotros y sólo dependía de ella el pasar inadvertida y no ser descubierta por algún cuerpo frio que necesite su tibieza.

No fue fácil pensar en como hallar un sustituto para aquella pastillita que tenia por sobrenombre “sábado”, lo más fácil hubiera sido comprar otro paquete, si es que en ese momento hubieramos tenido dinero y no nos hubiéramos gastado todo en comprar comida para el hostal. Afortunadamente ella se acordo que tenía una amiga que también tomaba esas pastillas, la tranquilidad que el reloj había ido matando pudo controlar de nuevo la situación y resolvimos rápidamente en ir en busca de aquella amiga caritativa que le haría el favor de convidarle una pastillita “sábado” para sacarnos del apuro.

Por supuesto esto no iba a salir perfecto, como ya se debe suponer, no encontrar en casa a la amiga y tener que pedirle a su hermana (previa llamada telefonica) la gragea, en medio de sonrisas de ella, ya era más o menos una justicia aparente. Al final ya tenìamos la pastilla.


La llamada

De regreso al hotel, cuando ya era cerca de la una de la mañana, apenas descansando después de la aventura de la pastilla, pero con tranquilidad de que ya la había tomado, aunque con el pensamiento en la polera y sus dotes de camuflaje, el repique de mi celular perturba nuestra ficcionada tranquilidad, obviamente no era Your love la canción que se escuchaba, era otra muy diferente.

El recibir la llamada de la ex en medio de una situación asi y el contestarle realmente es algo bobo, algo estúpido que si uno tiene un poco de más tino que yo, rápidamente hubiera optado por no contestar, o finalmente por darse cuenta viendo el número en la pantalla y no contestar el celular casi en un movimiento reflejo.

El aceptar su llamada casi inconcientemente significo inconcientemente tambien el querer escapar de ahí un momento y de toda esa situación, querer hablar con alguien conocido en una cola de banco, por decirlo de alguna manera. Estaba un poco enojado con ella por haberse olvidado la pastilla.

No pasó ni un minuto para darme cuenta en la incomodidad que esto generaba, pero era demasiado tarde, habia cagado la noche, no debí contestar asi delante de ella y sobre todo con esa frase de galancete “Hola en que andas” que dije muy sobrio, muy solterito, muy disponible, que dije en medio de una risita como las de antes.

Bueno esto mucho de decisión mía no tuvo, ya que conteste casi por reacción, y aunque en algún microsegundo esto paso a ser una decisión, casi no tuve control sobre ello, de haber sido asi seguramente no hubiera contestado, al menos para llevar la fiesta en paz en esa agitada noche que de romantica no tenia nada.

Al fin pude hablar con ella y suavizarla para que no me odie por el incidente, palabras como “Que tienes que hablar con ella”, o ¿siempre te llama los sábados?, “Ahora se porque estas entretenido los sábados”, “Ve a conversar con ella mejor”, “Si te aburro no te preocupes, conversa con ella por teléfono”, “Es más después que terminemos la llamas y hablas con ella y me dejas dormir ¿ok?”, “Hola en que andas”, me tenìan abrumado y realmente hubiera querido largarme de ahí, un sentimiento de conservación me impidió dejarla sola, era serio su enojo, la habia pasado mal, encima que se la estaba jugando con lo de la polera, pasar el roche por las pastillas, llegamos a buscar paz y le salgo con esta huevada, pero realmente ¿Era para tanto?

La otra llamada: El hermano perdido

“Loco donde estas”, me dice una voz al auricular, no le contesto y le digo “Que pasa cabezón donde estas tu, estas las huevas”. Unos dos minutos se demorò mi hermano en decirme donde estaba y como el trago esa noche lo habia llevado hasta la Av. Fauccet, donde recuerdo haber amanecido una noche también en casa de un amigo que no supe, hasta el dia siguiente en que lo vi, que era su casa.

Yo no podía ir a buscarlo hasta allá, me quedaba lejísimos, pero aún más lejos a mi viejo, además despertarlo a estas horas eran huevadas. Pensamientos como “es su problema”, “que vea como hace” se me pasaron por la cabeza, parecera tonto pero rescaté ese momento algo de la película “Wolverine” y se me vino a la mente una de las últimas escenas en donde Wolverine le dice a Dientes de sable, justo luego de que se ayudasen y peleen juntos nuevamente, “se acabo, esto no cambia nada, tu y yo hemos terminado nuestros asuntos”, a lo que Dientes de sable contesta con una madurez y sensatez superior a la de Wolverine, típica de un hermano mayor “esto no se acabará nunca, tu y yo somos hermanos y eso nunca va a cambiar, siempre que uno lo necesite ahí estaremos”. Que buena escena de una mediocre película.

Volví a llamarlo, sobre todo para que se mantuviera despierto, en las dos horas que podia llegar a encontrarme con el posiblemente no lo hallaria o lo encontraria calato. Una sensata decision fue mandar a un pata que tenemos en común los dos y decirle que fuera a recogerlo y lo lleve a su casa, que mañana temprano lo recogería para llevármelo. Con suerte lo encontré saliendo de una fiesta y justo le quedaba en el camino, al llegar a su casa me llamaron, pude hablar con el una vez más antes que se quede completamente dormido, estaba bien, estaba entero.

Con todo este nuevo rollo, ella se solidarizo conmigo y estuvo pendiente en las llamadas y todo, me tomaba de la mano y me tranquilizaba cada vez que me inquietaba porque mi hermano se demoraba en contestarme. Estuvo conmigo todo el momento, no se durmió y me dejo solo. Parecía haber olvidado el incidente de la llamada de mi ex.

…..

Nuevamente con una tranquilidad aparente nos encontramos uno con el otro fijamente y quisimos revivir las motivos por los que estábamos ahí solos y de una vez al fin hacer el amor en esa noche tan infame que estabamos viviendo. Cuando de pronto se escucha unos gritos en el pasillo, por supuesto en nuestro piso y cerca de nuestra puerta.


Bronca en el telo

Era la cereza del helado, la estrella del árbol navideño, aquel pedito que acompaña a una sonora carcajada, era demasiado pedir la tranquilidad, la armonía que estabamos consiguiendo en esos momentos que eran casi ya las cuatro de la mañana en esa habitación que la habíamos usado para descansar, para discutir, para todo menos para intimar.

Aunque lo fuerte que me abrazaba cada vez que de un empellón parecía que se abria la puerta valia la pena, esto no se podía prolongar más, exigia tranquilidad, intimidad y sobre todo privacidad con respecto a todo el mundo, solo ella y yo.

Los insultos de afuera se prolongaron unos 15 minutos y la pelea otros cinco, unos 20 minutos hasta que lleguen los de seguridad y se lleven al cachudazo, a su “hermano” de leche y a la mujer de ambos. Más se demoraron en que se vistan de nuevo que para sacarlos. Si me los imaginaba, un calato peleando con un tipo con ropa, atrás la calata mirando, deseando hacer pasar a los dos para resolverlo adentro.


Al final cuando conversamos tomando desayuno sobre la extraña noche anterior, concordamos en que ella habia sentido algo raro cuando le propuse para ir a pasar la noche juntos, al igual que yo. No sabría que decir, pero era algo extraño, como si fuera a ocurrir algo, como cuando uno a veces dice por el fuerte viento que corre que habra temblor y eso ocurre media hora después.

Si realmente no nos sentiamos cómodos con la idea, y no porque no queramos pasar la noche juntos, sino por algun extraño presentimiento debiamos haberlo mencionado y en ese momento tomar otra decisión u otra solución. Finalmente todo se podía controlar si era asi, aunque suene ostentoso decirlo el caos que se origina siempre viene de haber tomado una serie de decisiones incorrectas o correctas.


El tomar decisiones parece algo simple de realizar, la intución muchas veces parece resolver todo, es nuestro caso, nunca me detengo a pensar ni reflexionar, al menos no con ella, la mesura es su aporte, no el mio. Pero hechos como este me invitan a pensar lo parecidos que somos, que la intuición nos guía a ambos, y aunque muchas veces nos ha llevado por caminos de placer y tranquilidad, es impreciso, voluble y caótico, y a veces se le ocurre llevarnos a dar una vuelta en su esencia en donde todo puede ocurrir y ambos decidiremos (intuicion aparte) en como recorrerlo juntos.

Aca les dejo el videíto de esa canción, seguramente la escucharon, es bravaza, a pesar que me enferme. Your love "Outfield"

3 comentarios:

Goldfish dijo...

Tenemos las cosas bajo un aparente control, en el momento menos pensado nos sorprende la vida, "el caos". No somos tan súper poderosos después de todo.

César dijo...

a mí me pas´ço todo lo contrario con watchmen

Gladys Rojas dijo...

Esas llamadas inesperadas son una cag... al cerebro, de verdad lo mejor es no preguntar en ese momento porque uno malogra todo el sueño romantico q planearon x mucho tiempo.