16 agosto 2008

Usuario doscientos mil

La vida posee momentos diversos, como variables antagónicos una de la otra, dentro de los cuales nosotros somos la constante, siendo los únicos animales capaces de adaptarse al cambio climático como circunstancial. Nuestra existencia prevalece, mientras que alrededor nuestro, todo es cambiante y vano; sin embargo, la convivencia entre nuestra especie nos empuja a alinearnos con ciertas corrientes o tendencias que norman nuestro comportamiento, estableciendo patrones a seguir y así se logra anular la originalidad de cada ente que forma parte del sistema.

Por ejemplo:

Todos, de alguna manera, hemos sido seducidos por la moda, lo que se conceptualizaría de la siguiente manera: imitación constante de algo que se está usando en un determinado tiempo y lugar. La misma que tiene éxito gracias a la necesidad de adaptación que tiene el hombre dentro de una sociedad hostil y superficial, cuyo principal interés es la supremacía sobre los demás.

Todos queremos o pretendemos ser únicos, sin embargo el hombre en busca de la originalidad la pierde, así alguien que es arrestado por la corriente de uso de un determinado artículo de vestir; lo hace, posiblemente, para verse bien o distinto, ya que nadie compre algo pensando en que le gustaría ver esa misma prenda en el cuerpo de miles de personas a la vez. Pues en ese afán de pretender ser único y distinto, lo único que logra es convertirse en el usuario número doscientos mil.

No pretendo satanizar la moda, sólo me divierto pensando que al igual que ésta, existen otros patrones establecidos por la sociedad que manejan nuestro comportamiento y muchas veces nos convertimos en una especie de ratón de laboratorio.

Consecuentemente, pertenecemos a una sociedad eminentemente consumista, gente llena de necesidades que no siempre las han tenido, sino que les fueron creadas, trabajadas por una mente superior cuyo objetivo único es vender un determinado producto, y para esto existe un plan en el que todos caemos sin protesta.

Tampoco pretendo satanizar el consumismo, sólo me divierto filosofando al respecto: pensar que somos lo más importante de esta creación, pero distorsionadamente se nos valora por lo que tenemos o por lo que nos ponemos, pensar que siendo nosotros la constante en esta vida, hacemos que las variables que nos rodean y que aparecen de tiempo en tiempo se conviertan en la nueva variable circunstancial y el ser humano pasa a ser la variable, pues sus costumbres de uso y hasta su personalidad cambian según dirijan su mente; las grandes empresas, los politiqueros, etc.

Por lo tanto, una sociedad sin personalidad constante, es una sociedad cuya cultura original está en peligro de extinción.

En conclusión:

En vez de sostenernos a la moda, deberíamos crear la nuestra, a ver si podremos ser capaces de someter a otras sociedades en beneficio de nuestra economía, aunque no suene tan agradable, este es el principio oculto de todo empresario.

Démosle valor a las cosas realmente valiosas, de tal manera que podamos enfocarnos correctamente, de esta forma, incluso podremos desarrollar nuestra capacidad de ahorro (motivo de otro tema), lo cual nos conducirá a ser verdaderamente auténticos y capaces de emprender y generar tal vez nuevas tendencias o modas dirigidas a más de 200 mil usuarios que por alguna razón no pudieron leer esta cavilación.

Así que si pretendes convertirte en alguien original, creador de algo que deseas que se consuma o utilice masivamente, debes evitar en lo posible que la gente lea esto que tú acabas de leer.

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