17 mayo 2009

Visita clandestina imperfecta

Teníamos dias sin dormir juntos, no me refiero a tener sexo porque eso nos lo sabiamos gestionar casi diariamente, la mayoría de veces en su casa o sus distintas partes de ella aprovechando la soledad. La cocina, los cuartos, la sala y hasta el patio fueron mudos cómplices de la pasión propia de enamorados que van por los cuatro o cinco meses. Cada uno era el juguete nuevo del otro y nos encantaba explorarnos con absoluta paciencia, claro siempre alertas de alguna imporovisada visita que en más de una ocasión me cogió subiéndome la bragueta.

Obviamente eso no era todo, la necesidad de despertar y verla durmiendo a mi lado desnuda, con la sábana blanca cubriéndole la mitad de los pechos, contorneandose a la voluntad de sus caderas y terminándola al final de sus rodillas era sencillamente lo máximo. Tenerla asi era lo máximo, deseaba dormir con ella toda la noche.

Ya sea porque los hostales que me daban la billetera no eran lo suficientemente adecuados o buenos como esperaba, o porque talvez pensaba que ella no se merecía algo asi, le planteé la idea de ir a dormir a mi casa, porsupuesto con todo lo que esto implicaría.

Yo estaba en mi casa y de repente sentí la necesidad que ese fuera el día, fué sin pensar ya que toda mi familia se encontraba rondando por ahí. Le mande un mensaje de texto diciéndole que la extrañaba y que viniera a mi casa saliendo de la universidad, ella me llamo de un teléfono público y me pregunto si era en serio, para esto ya lo empezaba a dudar pero deje que mis ímpetus iniciales terminaran por decidir y sólo le dije, “ven al toque me timbras del paradero”.

Elaborar un plan para poder hacerla entrar a mi casa no fue nada fácil, por eso opte por lo mejor lo cual era ir a recogerla al paradero e ir a un bonito parque que queda cerca de mi casa y tomar algo para luego a las doce u once y media más o menos regresar a mi casa y entrar (o intentar entrar) cuando ya estén todos durmiendo.


Tome lo que tenia a la mano, ya que no tenia mucho tiempo para los preparativos pues ella ya estaba en camino y yo debia de salir de mi casa para esperarla y evitar un posible encuentro con mi hermana que ya estaría seguramente llegando de estudiar y seguramente sospecharía algo, o al menos esa era mi impresión, es que cuando somos culpables de algo o hacemos algo a escondidas nos parece ser sospechosos de todo, pareciera que todos nos observan, talvez sólo lo piense yo, aunque creo que a muchos les habrá pasado.

La última vez que revise el estante de mi viejo recuerdo haber encontrado media botella de pisco en medio de algunos whiskys y un par de vinos, desafortunamente no hallé ningun vino pero me parecio ver el pisco al fondo. Para mi era genial ya que me gusta mucho más el pisco que el vino, pero conociéndola me hiba a hacer muecas de "incomodidad"porque en ocasiones pasadas ya le había dado a escoger y siempre habia preferido el vino, era lo único que tomaba ya que su experiencia con el alcohol era casi nula, es más sólo tomaba cuando se lo proponía yo (o al menos eso me había dicho).
Cerré el estante y salí disparado a comprar un Cifrut de naranja para combinarlo con el pisco que había encontrado al fondo del estante, era riquísimo, al menos a mi me encantaba y sirviendo la medida adecuada tambien iba a hacer que le guste a ella, no tenia mucho tiempo ya, asi que corrí hacia la bodega a conseguir el cítrico helado.

Al regresar y hacer miles de esfuerzos para que no me vieran nuevamente husmeando en el estante, alcanzo la botella de pisco del fondo y la saco, inmediatamente la escondo en el bolsillo de payaso que tengo en la bermuda y me dirijo hacia la cocina con el fin de combinarlos y llevarlo listo.
Al abrir la botella en la cocina me apeteció probar sus bondades de manera pura como tantas veces ya lo habia hecho, agarro un vaso de vidrio y me sirvo generosamente como diría el buen Gastón. Al dirigir el vaso de vidrio a mi boca me voy dando cuenta que no tiene el característico olor del pisco y al llegar a mis labios confirmo que no es pisco sino agua, hasta agua colonia le pudieron poner pero era agua. Algún pendejo me adelanto y se tiro el pisco y lo cambió por agua. Caray esto me deja como al principio.

Regreso sigilosamente al estante y guardo la botella de pisco (agua) en su lugar, busco otra pero era la única, no sabia con que diablos combinar el bendito Cifrut, el tiempo se me iba haciendo más corto, ella ya estaría llegando al paradero.
Cogí un whisky que estaba por la mitad y me largué para la cocina de nuevo, velozmente vertí regular cantidad en una botella y voltee el Cifrut encima, sobrando poco más de un cuarto de la botella y tomando un color visiblemente desagradable, no era ni naranja ni marrón sino que daba la impresión de ser agua de desagüe. “Ahora si esto no me lo va a atracar ni cagando” dije para mi. Cerré la botella, guarde el whisky y salí embalado nuevamente hacia la calle no sin antes decir un “ya vengo” que a las justas me alcanzó a oír mi viejo que miraba en la TV en ese momento “El perro del hortelano” ese programa de César Hildebrant. Eran pasadas la nueve.

Caminaba hacia al paradero y la encontré rápidamente, estaba con su mochila, un jean y sus ojazos, mirando, tan linda, buscándome. Me acerque y le di un abrazo y un beso y le explique el plan.
A diferencia de lo que había pensado se entusiasmo bastante, de alguna manera veía esto como una suerte de aventura o algo por el estilo, vaya, si le gusta mejor aún dije para mi y nos dirigimos rumbo hacia el parque donde haríamos tiempo bebiendo el “delicioso y sofisticado” trago que yo había elaborado y que aún no se lo había comentado.

No fue maldad ni desconsideración, lo único que hice fue disponer de lo que tenia, incluso el tiempo, dispuse de mi poco tiempo para prepararlo y así fue, esos fueron los resultados, un trago asqueroso y de vista inaceptables, pero que la sobriedad de la noche ayudarían a a tomarlo.
Ya en el parque me comentó lo que hizo en el día y que estaba feliz por haberla invitado, fuera en las circunstancias que fuera. Era cierto, si tendría que esconderme debajo de la cama en su casa, lo haría, así que ¿Porque no podría hacerlo ella? Al final estamos juntos y dormiremos juntos como lo habíamos planeado.

Comente que no conseguí un vino pero traje un trago más “elaborado” y le serví un vaso, pero yo me lo eché al pico primero, caramba tampoco quería matar a la chica.
Sorprendentemente comprobé que no estaba tan asqueroso, que no estaba relativamente asqueroso, la relatividad siempre nos salva, recuerdo haber escrito algo sobre la relatividad y los peruanos, decía que una forma de sentirnos mejor era compararnos con los peores y era esa nuestra incapacidad de avanzar, en fin, le dije a ella, esta “agradable” (cosa que suelo decir cuando algo no me gusta), pero me “tiene” que gustar, así que ella lo comprendió enseguida ya que en este poco tiempo que estamos me ha llegado a conocer bastante y yo a ella.

-Así que esta feo-, me dijo,
-para nada, prueba- conteste.

Al no escupirlo o vomitarlo (el trago), asumí que le había parecido también “agradable” y como no tuviéramos nada más que tomar, comenzamos a chuparnos la botella, claro esta yo en mayores cantidades que ella, pero a ella haciéndole más efecto que a mi.

Cuando íbamos por la mitad de la botella, echados en el grass mirando la luna llena y la luna también en sus ojazos, comencé a besarla con un afán que sólo mi embebido ser sentía o podría comprender, le quería hacer el amor en el solitario parque. Ella correspondía con la misma fogosidad a mis besos, seguramente por el avanzado alcohol ya, y que en menor efecto en mi me hacia más responsable que ella.
Pero ambos y también ustedes queridos lectores sabrán que yo no soy nada responsable, asi que aproveche este regalo providencial que me habian hecho los abundantes brindis sin sentido y mirando a todas partes comence a quitarle el jean que tan bien dibujaba su contorneado trasero, acto seguido le hice el amor.


Recuerdo todo muy bien, pero los detalles parecerían ociosos e impertinentes, aunque si puedo recalcar que durante todo el acto estuve girando la cabeza con la velocidad de un camaleón, y de vez en cuando queriendo mimetizarme con el gras para no ser descubiertos. Debo hacer hincapié que en todo esto ella estaba totalmente conciente y sobria, aunque un poco alegre y dispuesta sólo lo que le permitían algunos vasos de ese desagradable combinado.

Al terminar, nos vestimos casi de inmediato al escuchar un silbato cerca de ahí, hasta el momento había tenido bastante suerte y las cosas se daban de acuerdo al plan, pareciera que fuera un plan perfecto y elaborado al milímetro de no ser por el trago, trago que a medida que iba trepando nos traicionaría y cual caballo de Troya metido en nuestro organismo nos haria cometer errores y hacer bulla cuando estemos ya dentro de la casa. Esa idea me asalto terriblemente. ¿Podría ser?

Quedaba poco más de un cuarto de la botella, (la misma cantidad de Cifrut que había dejado en casa ¿recuerdan?). De pronto cuando hablábamos y nos poníamos más sentimentales recordando cuando nos conocimos y todo eso, ella me dice que tenía náuseas. Trate de beberme solo el trago que faltaba, pero realmente estaba asqueroso. Tire lo que quedaba y la lleve hacia un baño que quedaba cerca, adentro se mojo la cara y un poco la cabeza y se le pasaron las náuseas un poco, pero aún seguía ebria, ahora si estaba ebria y se reía muy sonoramente a cada broma que yo hacia, respiraba y trataba de componerse pero al minuto se volvía a desencajar, no caminaba derecho, la situación era cómica y nos divertimos mucho bromeando en ese momento, pero yo no evitaba pensar acerca de como entraríamos en mi casa en silencio estando ella en ese estado.


Cada vez se iba cansando y sospechaba que cualquier momento se me quedaría dormida en los brazos o en el mismo pasto, así que decidí por llevarla de una vez a mi casa, previa lavada de cara en el baño.

Me quedo lista aparentemente y caminamos en dirección a mi casa, debíamos a fin de cuentas ejecutar un plan con éxito y no debiamos refugiarnos en la relatividad de ninguna clase.

En mi puerta ya, se quito los zapatos tal como habíamos acordado y entramos sigilosamente atravesando mi ruidosa puerta de madera que no contenía los gemidos al atravesarla con la llave y muy elegantemente nos podía delatar. Adentro nos dirigimos a las escaleras que nos llevaban hacia mi cuarto, yo haciéndole señas como si fuéramos un comando en Bagua, a las ordenes de mis manos avanzaba o se detenía, otras veces se escondía, había que ver lo sanita que se había puesto, será el miedo a ser descubierta digo, aunque yo disfrutaba de todo esto.

Llegamos a mi cuarto y cerré la puerta con seguro, al girar nuevamente vi que ya estaba echada en mi cama durmiendo plácidamente. Me acerco, la giro, le doy un beso y le saco el jean (por segunda vez esa noche), y la acuesto más al fondo, también me quito el short y me acuesto a su lado, ella al sentirme me abraza y se pega hacia mi. Nos quedamos dormidos profundamente.

Afortunadamente las náuseas y su ebriedad se fueron junto con ella a descansar por lo menos hasta las 6 de la mañana, hora propicia en que tenía que despacharla para que no fuera descubierta.

Era 5 y media y la oscuridad aún predominaba el joven nuevo día, ella cambiándose alistaba sus cosas para marcharse, al igual que yo para acompañarla al paradero, terminamos por salir a las 6 cuando la neblina empezaba a aclarar todo y darle la frialdad a una mañana de invierno.

Camino al paradero, cuando por mi cabeza pasaban ideas sobre lo bien que habia salido nuestro plan, abrazándola, extrañandola anticipadamente ante su ineludible partida, oliendo aun su cabello y sujetando su mano recorriamos la vereda y el camino neblinoso como si fuera una nube tratando de aprovechar aún los minutos que nos quedaban juntos, cuando me choco con alguien que viene en sentido contrario.

Sólo atinamos a mirarnos con el (la) singular desconocido (a) y helarnos por la circunstancia, dimos la vuelta y seguimos nuestro camino, atrás mi hermana seguia su rumbo en dirección a mi casa.

Tras darle un beso la despedí, y en medio de los pensamientos que me dejaban su partida y los acontecimientos de la noche anterior, no podía dejar de pensar en la hora que se había levantado mi hermana para que otro la embarque también y en esta mañana nublosa de invierno nos topemos como dos personajes de Buñuel en medio del gris, confundidos, petrificados, imperfectos.

8 comentarios:

Daniela dijo...

Que buena, me rei mucho, y m gusto el final tienes mucha razon al fin de cuentas somos seres imperfectos que ingenuamente tratamos de ser perfectos.

jose dijo...

primo te juro nunca li habia leido pero me gusto eres muy bueno se lo enviare a mis patas para que lo lean y disfruten de esta sana lectura.

Anónimo dijo...

Gracias, amigo. Por ti juro nunca más volver a leer un blog, me abriste los ojos.

RENZO dijo...

Buen Pablo, sabe que no me gusta comentar en nuestro blog. Pero en esta ocasión, no dedicarle unas palabras elogiosas sería imperdonable. Este post, tan bien elaborado, tan audaz para conferirle a la anécdota personal un alcance literario, donde su particular tratamiento del sexo y el amor seducen de inmediato, es memorable con mayúsculas.
El último párrafo es de película y, acaso sin proponérselo, sacude las conciencias de muchos hombres que, como yo, tienen una hermana. Su historia, pese a los desaciertos ortográficos (susceptibles de enmienda), logra algo destacable y poco frecuente en el formato blog: da impresiones objetivas y válidas de la vida de todos los días (y de todas las noches) desde la intimidad. Su estilo se caracteriza, a mi juicio, porque el ego protagónico —imprescindible para quienes a duras penas pueden presentar una parcela de su existencia, plagada de digresiones harto subjetivas— da paso a una voz narradora que se identifica con el lector, a la vez que éste hace lo propio, engolosinándose con el humor que habita en sus párrafos, los momentos de erotismo visual, la emoción a galope y el condimento coloquial.
Por todo ello, gracias.
Espero, y sugiero, que tengamos Pasos resueltos para rato.

Anónimo dijo...

a veces es bueno saber ciertas cosas , para darse cuenta que los seres que conocemos de tiempos han crecido, que bien saber que creces cada dia para bien y tu hermana tambien, pero sabes me dan unas ganas de tirarte dedo jajajajajajajajajajaja mentira brotherrr.... es una bromaaa, pero sabes aun no salgo de mi asombro, cuanto han crecido los dos (tu y pupu) y cuan viejo estoy yo, buena historia, buena redaccion, felicitacionesss. un abrazo.
YO (JAV)

El Trapo Ordinario dijo...

¡gracias por pasar por el blog!

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Gladys Rojas dijo...

Me encanto el final jajaj xq eso de verda dpeude suceder con un pata q tiene hermana espero el sepa comprender la situacion de ella tanto como la q vive con su enamorada, osea hnos celosos tengan mas comprension!!!

Yasser Cornejo Falcon dijo...

cholito yo vacie tu traguito disculpame pero que rico m lo chupe jajaja t gusto el agua, era cruda por si acaso jajaja