17 septiembre 2008

El eterno mediocre


Según San Juanka

Hace poco conseguí mi grado de Bachiller; es decir, por fin terminé la universidad, dejé atrás a los seudo universitarios quienes solamente llevan su cuerpo a clase porque su mente y ganas de aprender los dejan en casa o Dios sabe dónde.- aunque claro que hay contadas, pero honrosas excepciones – y sobretodo, ya no tendría que volver a esos recintos que solamente me dieron disgustos y fastidios durante 5 largos años.

Pero bien es cierto que no todo es color de rosa en esta vida y esta ocasión no podía ser la excepción. Obligado por el tan ansiado título profesional, elegí la forma más fácil y menos trabajosa para conseguirlo, me refiero al Curso de Actualización, que dicho sea de paso, es una sacadera de dinero.

Al principio me sentí a gusto en ese lugar. Gente trabajadora con comentarios centrados, en posiciones relativamente buenas y algunos hasta con familia. Todos eran responsables, cumplían con los trabajos asignados pese a su desgaste físico en la jornada laboral y se mostraban interesados en las clases.

Pero conforme pasaba el tiempo, las personas empezaban a mostrarse tal y como eran... algunos sumamente groseros, todo lo veían chiste, se fijaban hasta en el más mínimo detalle de los demás para burlarse constantemente en medio de la clase y hasta ´ninguneaban´ a los profesores. Aunque siempre había alguien que rescatar.

Sin embargo, un día creí haberme confundido de salón y estar en uno de cachimbos porque al ingresar había un compañero llamado Percy intentando terminar el comentario de un texto que lo teníamos desde hace una semana. A esas alturas del partido ya nada me sorprendía, ni siquiera que la gente haga las cosas a última hora; sin embargo, me dio asco cuando vi que un ´tío´ que pasaba largamente los 40 años se acercó a Percy para intentar ayudarlo y decirle qué página debía revisar en Internet para que – como dice Don Jaimito, el cartero del Chavo del 8 – se evitará la fatiga de pensar en lo que escribiría y solamente lo copie y pegue como tan mal acostumbrados están la mayoría de jóvenes.

Simplemente sonreí al escuchar la respuesta que le dio Percy a ese señor, evidentemente mediocre, que dejó en claro su poca capacidad para hilar dos frases coherentes para realizar un comentario. Percy enojado, le respondió que utilice la cabeza y que lo dejará trabajar por 10 minutos, que era el tiempo suficiente para redactar un par de líneas con sentido y coherencia.

Por si fuera poco, este energúmeno lo mandó a la mierda por no aceptar que Percy no quería ingresar en el mundo de la mediocridad.

Y usted estimado lector, ¿en qué mundo se siente identificado?

1 comentarios:

Mateo L. dijo...

Me siento identificado en el mundo de los mediocres. En principio, me esfuerzo demasiado en aquello que me gusta, pero a la larga termino tirando todo a la borda... Después de un rato, reinicio mis actividades con sumo empeño para abandonarlas en cuestión de semanas o meses, y así sucesivamente.