Título: A Ciegas
Título original: Blindness
País: Japón, Brasil, Canadá
Estreno en USA: 03/10/2008
Productora: Miramax Films
Director: Fernando Meirelles
Guión: Don McKellar, José Saramago
Reparto: Mark Ruffalo, Julianne Moore,
Gael Garcia Bernal, Danny Glover, Alice Braga
Una vez más me convenzo que la grandes expectativas son en realidad las que terminan matando una discreta propuesta, pero ¿Cómo se podría ir contra éstas? Si es que una película es basada, mal o bien, en una obra maestra como lo es Ensayo sobre la ceguera, de José Saramango; la cuál sólo la mencionaré y Papeles en el alféizar se encargará de comentar en su debido momento. 
Debo recalcar que es un buen filme y estoy dispuesto a justificarlo pese a las críticas que recibió; me parece que tiene un buen comienzo, en donde se muestra la tragedia instantánea de un sujeto al perder la visión, en medio de la calle, conduciendo su auto, se ve totalmente pérdido e indefenso. Muestra al ser humano guiado totalmente por lo visual, tanto así que al perderse el sentido primordial se ve totalmente desamparado.
Un perfecto ejemplo de cuando un sistema se altera de manera exhabrupta, se genera por consecuencia un caos, esté donde esté, sea cual sea el sistema, a partir de ahí se genera esta reacción en cadena de personas que van perdiendo la visión desatándose así un mayor caos.
El problema está propuesto y es cuestión de tiempo que se desate el desconcierto general, lo cual se hace muy violento constrastando la manera de presentar a los personajes, lenta y con toda paciencia, y aunque no me pareció mal, siento que nos muestra mucho, pero nos llega a decir poco.
Los planos detalles y las formas de encuadres utilizados, propios del brasilero, nos lleva a un desconcierto al igual que los ciegos del filme. Las formas de iluminación y el desenfoque también apoyan ese sentido.
Pero no todo es bueno en Ceguera, este cambio de narrador que da la historia continuamente con la participación del personaje de Glover, le quita fuerza realista al relato y nos lleva por caminos errados a seguirlo, haciéndose un filme de supervivencia y enfrentamiento de personalidades y poderes establecidos en un mundo de ciegos, en donde salir de éste no nos lleva a un desenlace ocasionado por su naturaleza, sino de forma accidental, cómo ocurrió la ceguera de alguna forma.
Puedo entender que un libro de más de 100 hojas se determine cierto punto de moraleja, catarsis y lógica racional, que lleva a la obra de Saramango a reflexionar sobre la conducta humana al extremo, la exposición de las miserias y las debilidades incluso venidas a menos. Pero en un filme de dos horas, éstas no bastan para su total interpretación y sufre un vacío de guión que hace poco verosímil la trama principal, restándole importancia a lo que mayor fuerza debió tener como analogía de un mundo violento y desalmado. Esta relación casi familiar de los protagonistas entabla y propone un buen resguardo de su tema principal liberando la certeza de toda tragedia final, brotando esporádicamente reflejos de luz en la las tinieblas.
Ceguera cumple con un objetivo inicial, que nunca llegó a proponer y se aferra al libro cual manual, usando de este sensaciones simétricas que terminan convenciéndo por propios méritos técnicos y sublime destreza de Meirelles que no desentona, pero padece bajo la sombra de Saramango.
El problema está propuesto y es cuestión de tiempo que se desate el desconcierto general, lo cual se hace muy violento constrastando la manera de presentar a los personajes, lenta y con toda paciencia, y aunque no me pareció mal, siento que nos muestra mucho, pero nos llega a decir poco.
Los planos detalles y las formas de encuadres utilizados, propios del brasilero, nos lleva a un desconcierto al igual que los ciegos del filme. Las formas de iluminación y el desenfoque también apoyan ese sentido.
Pero no todo es bueno en Ceguera, este cambio de narrador que da la historia continuamente con la participación del personaje de Glover, le quita fuerza realista al relato y nos lleva por caminos errados a seguirlo, haciéndose un filme de supervivencia y enfrentamiento de personalidades y poderes establecidos en un mundo de ciegos, en donde salir de éste no nos lleva a un desenlace ocasionado por su naturaleza, sino de forma accidental, cómo ocurrió la ceguera de alguna forma.
Puedo entender que un libro de más de 100 hojas se determine cierto punto de moraleja, catarsis y lógica racional, que lleva a la obra de Saramango a reflexionar sobre la conducta humana al extremo, la exposición de las miserias y las debilidades incluso venidas a menos. Pero en un filme de dos horas, éstas no bastan para su total interpretación y sufre un vacío de guión que hace poco verosímil la trama principal, restándole importancia a lo que mayor fuerza debió tener como analogía de un mundo violento y desalmado. Esta relación casi familiar de los protagonistas entabla y propone un buen resguardo de su tema principal liberando la certeza de toda tragedia final, brotando esporádicamente reflejos de luz en la las tinieblas.
Ceguera cumple con un objetivo inicial, que nunca llegó a proponer y se aferra al libro cual manual, usando de este sensaciones simétricas que terminan convenciéndo por propios méritos técnicos y sublime destreza de Meirelles que no desentona, pero padece bajo la sombra de Saramango.
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