15 abril 2009

El microrrelato

Intentaré definir, con los pocos conocimientos académicos que tengo, un género poco cultivado en nuestro país, pero de una gran aceptación en otros países como España, donde hay concursos mensuales que fomentan esta práctica.

En definitiva, hay que entender primero que un mircorrelato o minificción no es, de ningún modo, un cuento breve o brevísimo. El microrrelato es un género como lo es la novela, la poesía, el cuento o la crónica. En una entrevista a la escritora Ana María Shua, el diario El País de España nos alcanza una mejor definición:

Son textos brevísimos, normalmente, de menos de 25 líneas, capaces de exigir al lector un esfuerzo de concentración y al mismo tiempo de proporcionarle un universo coherente y compacto, recorrido por una fina línea de humor y cotidianidad.

El mircorrelato debe cumplir dos rasgos discursivos esenciales, sin los cuales no podría considerársele como tal: narratividad e hiperbrevedad. Y, en este sentido, se debe caracterizar al o a los personajes, pero no se debe ofrecer todos los rasgos puntuales del mismo a menos que sea expresamente necesario. Pues, hay que darle al lector lo que realmente necesite, lo que sobra no va. Es decir, tratar de universalizar la historia a contar. Despojar de ambientación concreta si es que el lugar no tiene mayor relevancia en el texto. Y, finalmente, se puede decir que la elipsis es el gran recurso para el microrrelato, teniendo en cuenta que es ideal que el final sea sorpresivo y dramático.

Shua, en la misma entrevista, aporta algo interesante que sirve para comprender mejor cuál es el sentido del microrrelato:

En una novela, uno conoce un mundo, forma parte de alguna manera de él y puede entrar y salir tranquilamente en cualquier momento. Con el microrrelato es todo lo contrario, cada texto es independiente y requiere mucha atención. Cada texto es un pequeño cosmos que hay que comprender y por eso, en cierto modo, produce fatiga.

Copio un texto que sencillamente deja sin aliento a cualquiera, y claro que es, a todas luces, un buen ejemplo de este género:

Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolio y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.

Luis Mateo Díez, “La carta” (en Los males menores, 1993)
Actualización 1: Selección de microrrelatos del escritor David Roas.
MICRORRELATOS
Actualización 2 : Selección de mircorrelatos de El País, de España:

La huída
Busco estar con todos para no estar conmigo mismo.
Letras mágicas
El reloj de pared dio las doce, desvaneciendo a los dragones, las brujas y los duendes. Daniel parpadeó confuso. Irritado, chasqueó la lengua y entró en el libro de nuevo.
Victoria
Cerró el libro, acarició las rosas, aspiró el aroma del pan y escuchó la lluvia. Serena y confortada, apuró la copa de vino, turbio y amargo. Pensó en el cáncer, que no volvería a derrotarla. Sonrió.

3 comentarios:

Alejandra dijo...

Buen explicación. en donde puedo descargar el último relato "la Carta", podrían dar un link en donde se pueda bajar.
Algo parecido a los links de música.

Anónimo dijo...

Alejandra supongo que te refieres al libro "Los males menores", porque el microrrelato "La Carta" es solo las 5 líneas que están en el blog.
Lamento decirte que no tengo ningún link porque la selección de microrrelatos me los porporcionó el escritor español David Roas.
En breve actualizaré el post y subieré el archivo que me dio Roas para que lo puedas descargar.
Saludos.

Luis Manteiga Pousa dijo...

Cuando aquel hombre me sonrió, mostrando un gran diente dorado, dudé de si realmente estaba en la consulta del dentista o no.