24 abril 2009

Luis Cernuda


Nació en Sevilla en1902. Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla y allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor. En 1928, se trasladó por breve tiempo a Málaga, donde conoció a los poetas de la revista Litoral, Emilio Prados, José María Hinojosa y Manuel Altolaguirre. Durante la Guerra Civil participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, y en 1938 se trasladó a Inglaterra y decidió no regresar a España. Dio clases en Surrey, Glasgow y Cambridge. Fueron años duros y difíciles para el poeta. En 1947 se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó como profesor en Mount Holyoke. Allí permaneció hasta 1952, año en que decidió marcharse a México. Murió en este país en 1963.
La poesía de Cernuda es muy diversa, y en ella se refleja una gran variedad de temas y corrientes; no obstante, se distingue por su carácter íntimo y personal. Marcada por la introversión, la soledad y el desarraigo, la obra de Cernuda, de una gran profundidad e intensidad, constituye una de las cumbres de la poesía española del siglo XX. Sus principales títulos: Perfil del aire (1927), Un río, un amor (1929), Los placeres prohibidos1931, Donde habite el olvido (1934), un libro desgarrador por la sinceridad con la que aborda el fracaso amoroso. La realidad y el deseo 1936, al que va añadiendo poemas, Las nubes (1940), Ocnos (1941), Con las horas contadas (1950-1956), Poemas para un cuerpo (1957) y Desolación de la quimera (1962). También escribió interesantes ensayos literarios. Entre su obra ensayística cabe destacar Estudio sobre la poesía española contemporánea (1957), Pensamiento poético en la lírica inglesa (1958), Poesía y literatura I (1960), y su último ensayo, Poesía y literatura II (1964).

Donde habite el olvido,
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines
sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre
ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre
deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no
exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda
como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras
crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen
suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos
frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y
tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo
yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de
niño.
Allá, allá lejos; Donde habite el olvido.

0 comentarios: