10 mayo 2009

La reunión en casa de ella

Contrariamente a las nuevas posiciones que opto acerca del tema de conocer a la familia e interactuar en el contexto cercano al de ella, sea en su casa o trabajo o universidad, acepte casi de manera inmediata sintiéndome halagado por la invitación a una cena en su casa, ¿El motivo?, nose que excusa me dijo pero escuche que era importante que vaya.

Es cierto que he pensado en varias ocasiones después de terminar una relación larga, prometerme no volver a caer en lo mismo, la verdad me parece más simple solamente estar con ella, vivir en un limbo mientras estamos, sin familia, sin amigos ni nada, solo ella y yo. Aparentemente esto no es posible.

El pensamiento que tal vez me acongoja y que tengo insertado en un chip imaginario en el cerebro inconcientemente, es que nada durara para siempre, nose porque, pero asi reniegue de esto y diga que no puedo pensar más de esa manera, se repite una y otra vez.




Conceptos, definiciones, citas y demás, afirman mis pensamientos sobre ello, no quisiera pensar así, aunque en realidad no lo pienso, sino que pasa volando por mi mente como si fuera una avioneta de publicidad cuando estamos en la playa.
Recurro a este ejemplo porque en la playa nos divertimos, la pasamos bien la mayoría de veces, pasamos un buen día porque para eso vamos, nadie sale de su casa a la playa pensando en lo mal que lo va a pasar, todos salen con la predisposición de divertirse, al menos para justificar el dinero que gastan en el viaje y la gasolina o lo que sea.

Se imaginan que estén en la playa veraneando de lo lindo, tomando una Cuzqueña negrita al lado de tu bellísima novia que sólo desnuda podría lucir mejor que en ese bikini floreado con negro, pronto se irán a un restaurante lindísimo a almorzar para después regresar al bungalow que tiene una vista maravillosa a contemplar la tarde y el ocaso. De repente pasa una avioneta ruidosa, vieja, botando humo negro, jalando un banner enorme que dice “Nada dura para siempre”, y te caga todo el día. Sólo atinas a mirarla a través de la mampara que separa el balcón y la sala, ella en el sofá echada con un pareo divino te mira con la cara más bella que te pueda mirar, se muerde los labios invitándote a pasar. Caray, ¿Será verdad esto?

Siento que es más fácil vincularse y desvincularse de una sola persona, el conocer a tanta gente implica un mayor compromiso, nunca lo desee así, pero paradójicamente he caído cada vez y cada invitación. Este nuevo mundo que iba explorar podría ser tan diferente al mío o tan diferente a los mundos que ya había explorado en una situación similar.

¿Cuántos inicios de una almuerzo o cena podría conocer?, ¿Cuántos tipos de cumpleaños?, ¿Cuántos tipos de manteles conoceré? ¿Servilletas de tela o de papel? ¿Vino, chicha, cerveza o limonada? ¿Toman sopa en esta casa? ¿Colocan la sal en la mesa? ¿Comen aji?

Y no sólo eso, conoceré a sus padres y posiblemente algún hermano o hermana, tal vez algún perro o gato que rondara por ahí, algún abuelo o abuela tal vez, seguramente que no oye y me hará gritarle al oído quien soy, cuando en esos momentos ya empezaba a dudarlo.
Todo un universo se abre al conocer la casa de manera formal, cuando ella por fin (previa charla con la mamá), te invita a la dichosa comida con ella, ya sea almuerzo o cena. Por supuesto uno acepta encantado, que más se puede hacer, la verdad hasta con agrado he llegado a ir, dispuesto a conocer a su gente, un piropo a la vieja sobre su comida, un comentario al viejo sobre política o noticias y una conversa con el chibolo sobre algún videojuego o dibujo animado, al fin y al cabo de eso conozco bastante.

A decir verdad el temor no era ese, fracasar a estas alturas era muy improbable, caer bien era lo más seguro, además uno es viejo y tiene sus años haciendo esto. La galantería, una fluída conversa y una que otra sonrisa eran visa suficiente para entrar y ganar su confianza (aparentemente).
El temor era eso mismo, salir victorioso de ahí, quedar muy bien, ser considerado “el enamorado de la hija” y dejar de ser “el chico con el que sale”, aunque pudiera ser bueno todo esto, no dejo de pensar en esa puta avioneta que a veces pasa volando de nuevo, entonces debo reconocer y pensar acerca de alguna situación probable en la que dejemos de estar en algún momento, sea en un tiempo lejano o no tan lejano. ¿Era conveniente relacionarme con la familia?

El día de la cena

Quedamos para un sábado, era verano aún en Lima y me pareció buena idea que planearan una cena, ya que no llegaría sudando seguramente por la camisa que me pondría, ni tampoco estaría tan incomodo por el bochorno, al menos hasta ahí estaba de acuerdo. Me prestaría el auto de mi viejo, cogería un buen vino de su estante (semiseco por supuesto) y tomaría la carretera para dirigirme a su casa.



Seguramente me estacionaré afuera, bajare impecable con mi camisa y mis zapatos marrones, tomando el vino con la mano derecha y poniendo alarma al auto con la mano izquierda me dirigiría hasta el pórtico y tocaría el timbre, posiblemente me abriria ella feliz de mi vestimenta (poco usual) y lo lindo que me vería, me daria mil besos en su puerta y abrazándome me haria pasar hasta la sala de su casa donde en medio de sonrisas y nervios me presentaría como su enamorado, “Papá, mamá, el es Pablo”, y toda esa nota.




El papá seguramente se pondría de pie y se acercaría y me daría un apretón de manos fuerte como se hacia antes, tal vez mentándome la madre con los ojos (era lógico, yo lo haría), la mamá se acercaría y en una sonrisa casi plástica y de maniquí me tomaría el rostro con las dos manos y me daría un beso en la mejilla casi dándome su bendicion. Yo felíz de ser aceptado tan rapido seguramente sonreiria y abrazaria a ella y nos daríamos un beso en medio de los aplausos de los presentes.


Por ridículo que suene, se me paso por la cabeza.
No tengo que decirles que esto no ocurrió en lo absoluto.

Un día antes, ella linda como siempre, me confirma que sería el sábado pero en el Club y que sería un almuerzo parrillada y que irían sus primos y sus primas.

Al recibir la noticia no me decepcione del todo ya que lo único que me incomodó fue el momento en el que me lo avisaba(un dia antes), y también que no sería una reunión única y exclusivamente para conocerme o para conocer al “enamorado de su hija”, de quien ella habla tanto, sino por el contrario me habian minimizado a una invitación en un gran almuerzo de familia, en donde yo prácticamente seria un intruso. La verdad esto me hacia pensar en las pocas ganas o la poca voluntad que tenian los padres de conocerme, es más, sospechaba que ella me hubiera invitado sin ningún tipo de expectativa de los padres, es decir si iba bien y si no también. No era importante.

Esto me molestaba un poco (bastante) ya que yo tampoco tenía ningún interés por conocerlos ni de participar en su parrillada familiar, yo sólo iba por el aparente interés que tenian ellos en conocerme, de otra manera no lo hubiera hecho, y el saber que a ellos le importaba un soberano carajo que yo fuera o no me incomodó un poquito (me llegó al pincho).

Por supuesto estos detalles que ahora escapan a mi memoria y se plasman en el texto no los dije nunca ni se lo hice saber a ella por ser a un dia del almuerzo y por no hacerla sentir incómoda (eufemismo que ella usa para no decir enojada o encabronada que suena mucho mejor para mi).


A fin de cuentas la única interesada en que estas dos partes importantes de su vida (como lo era su familia y yo) se conocieran era ella, y por darle el gusto me aguantaría cualquier almuerzo infame ya que la note muy emocionada en el transcurso de la semana por la bendita reunión

El verdadero día de la reunión

Me levanté algo tarde contrariado por una pequeña borrachera que me habia metido anoche con algunos amigos, el motivo era que mi pata se iba de viaje a Huánuco para hacer su Cerusm por un año, el festejo no fue muy ahogado pero conservaba el cansancio de la mala noche sumada a una “buena” noche anterior el cuál lo pase en un hotel (con ella por supuesto), estando verdaderamente con pilas bajas para este sábado que recién empezaba y ya me presionaba con la hora.

Una cosa lleva a otra, el que me despertara tarde influyó en que no encuentre a mi viejo en la casa y no poder pedirle prestado su auto para poder llevarlo al ya famoso almuerzo, pero bueno ya no importaba porque no iria con camisa a un Club y encima a una parrillada, asi que no estaría tan incómodo, es más las cuadras que me tendría que soplar caminando desde el paradero donde me dejaria el bus hasta el Club las pasaría tranquilo ya que estaría con un polito fresco y una bermuda.

Salí a las once para poder llegar al mediodía, coordinaría con ella para que me espere cerca de la entrada para poder ir los dos juntos hasta donde este su familia ya que no queria llegar solo y presentarme como un desconocido entre las risitas de las primas y una completa cara de huevón de mi parte.

Pase por alto las contrariedades que tuve para llegar a la puerta, sólo las omito y hago explícitas en el hecho que olvide llamarla en el camino y no pude avisarle que ya estaba en cerca. Al momento que estuve en la puerta y llamarla me doy de cara con la sorpresa que ella aún estaba en su casa y que ya estaban saliendo para el Club, me dijo algo sobre que se habian demorado un poco en la misa, pero que pasara que mi nombre estaba en la lista y que los espere en el bungalow 18.

Recordé los tiempos cuando era un poco violento y quería desaparecer a todo el mundo en medio de carjos y putamadres, apropiadamente no lo hice y fingi estar de acuerdo complacidamente y que la esperaba donde me habia indicado.
Al llegar a dicho bungalow me enecuentro con cuatro chibolos de unos 13 años, todos con cara de pendejos, bromistas, chacoteros, me preguntan que quien era, yo para seguir la corriente y cagarlos de una les dije que era el marido de su prima sintiéndome exitoso y el más pendejo de todos. Desafortunadamente del baño sale un señor de unos 60 años que con cara de culo me grita casi al oído ¿Cómo dices?.
Yo cayéndome (cagándome literalmente) de la vergüenza sólo atino a decir que estaba bromeando y me presento debidamente estrechándole la mano la cual me da a regañadientes diciéndome, “Ah eres tu” “¿Y no fuiste a la Misa?”.

Sentado en una silla esperando a mi queridísima, me encuentro en medio de los bullicios que hacen los chibolos jugando y la lectura de periódico del señor que de rato en rato me hechaba una mirada de culo mentándome la madre.

Asi la espere.

Pasada un media hora de aquella martirizante espera comienza a llegar la gente, sorprendentemente para mi lucian ropa de vestir, camisa, pantalón, vestidos, tacos, zapatos. Entraban y saludaban al señor, y los chiquillos seguían con su bulla, ahora opacada ante los murmullos de los recien llegados. Todos al pasar me miraban y pasaban de frente, a veces haciendo una venia de compromiso o sólo una mirada, nadie entendió quien era yo y ni sabian que hacia ahí, tampoco yo. ¿Dónde estaba ella?

Al final de la cola de gente entra ella con un paquete en los brazos, casi sin aliento se acerca y me besa y me abraza con el cuello haciendo malabares para que no se le caiga el paquete como si nada hubiera ocurrido, como si estuviera tan cómodo como cuando estoy sin calzoncillos. Yo mirándola a punto de dispararme en la cien con un revolver que siempre formo con mis dedos la saludo y ni pienso en reclamarle nada en frente de toda su familia, asi que sonrío y finjo que no ocurrio nada.¡¡¡¿NADA?¡¡¡

Mientras me iba acercando jalado por su mano a donde estaban sus padres pensé, “bueno no esta tan mal, al final lo que sea que piensen toda la gente de acá me va a resbalar”, y de un apretón de manos sonrientemente le salude a su viejo como si fuera un pata de promoción aunque con mucho respeto, con la madre lo hice tal como imagine, lo mismo hice con su hermano (que habia sido uno de los chibolos que salude al principio) que me miro un poco raro, lo mismo con su tía, su tío, su prima, su abuela, etc.


Las pilas se me acababan y con cada persona el saludo era peor que el anterior, hasta llegar finalmente a su tio que era el viejo de 60 años que estaba al principio, sólo atino a darme la mano y mentarme la madre una vez más con su mirada.

De la parrillada dire que no fue un entero fracaso, afortunadamente no cai tan bien como esperaba y ni tan mal como lo hubiera deseado.
Pero esa incomodidad, ese estupor, esas ronchas que me sacan tener que conocer a su familia bien valdrian por estar con ella y complacerla, asi a mi no me interese y a ellos no les entusiame tanto la idea de conocer al “chico con el que sale” su queridisima hija.

¿La misa? Aún no me enteré de que era y ni porque no me aviso.

Acá les dejo un vídeo que más o menos representa la incomodidad que siente el, totalmente incomprendida y desapercibida por parte de ella. Muy graciosa.

http://www.youtube.com/watch?v=hmhGzTEGa70



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se supone que si invitas a alguien externo a una reunión familiar tienes que preocuparte de que se sienta cómodo. Y más aún si es la persona con la que mantienes una relación formal.
Para nadie es confortable estar entre extraños solo.
Estos casos no solo se dan en la familia, también se dan con las amistades de él o ella, peor aún si èstas conocen a la persona anterior a ti.
Uno puede llegar a pensar varias veces si vale la pena el conocer a su familia, sus amigos, insertarte en su mundo; de la misma forma, si realmente vale la pena que lo(a) insertes en el tuyo. Pero el simple hecho de que hoy te sientas en el empíreo con él(ella) fundamentado en el profundo sentimiento que sientes hacia esa persona hace que todas las dudas se desvanezcan. Entonces, apuestas. Te lanzas con todo lo que tienes para dar y apuestas por él sin importarte absolutamente nada. Por lo menos es lo que yo he hecho. Espero que lo hagan por mí también.

Anónimo dijo...

En realidad si es algo formal como que sea tu flaca es inevitable interectuar con el circulo de amigos y obviamente con la familia, es necesario mas que invitable bueno para ella en este caso... sin embargo lo menos que yo desearia como anfitrion es hacer sentir incomodo al invitado, que te puedo decir... el tiempo dira si fue una ligereza o si es su forma de ser (esperamos que no por ti) pero al diablo es uan experiencia causin para que en el futuro te prevengas. Concuerdo que los mejores momentos se dan cuando esta a solas enuna relacion.
P.D Me perdi la despedida de nuestro pata, ni modo no siempre se puede.

Daniela dijo...

pero que afan el de nosotros, al empezar una relación, de querer involucrase con la familia y amigos, para qué? como bien dijiste nada dura para siempre, pero uno terco lo hace, llevado por la ilusion o que diablos pero lo hace, ser la nueva no es nada facil justo de ese tema hablo en mi nueva publicacion en mi blog http://arcoirisdeinvierno.blogspot.com/ entra y comenta sobre mi punto de vista.

Daniela dijo...

esta buena, me gusto es muy real, chevere nito!!!

Anónimo dijo...

Que tanto se complica Pablo ah .. es evidente que te complicas porque estas re templado de la flaca , ademas que eso de "Nada es para Siempre" es obvio en esta vida nada lo es y en la otra tampoco asi no hay Drama.
Si cuando se habla de relaciones es un dilema y mas cuando la familia esta en el cruce. Sil

Gladys Rojas dijo...

Cuando uno conoce a la familia del otro ya no hay vuleta atras estás admitiendo q es en serio, x lo menos para mi, xq de q vale presentar a alguien, del cual te van a preguntar millones de veces cuando hay una reunion familiar, asi hay q pensarlo un trillon de veces antes de presentarlo a tu familia.