13 julio 2009

En contra de la Pirámide invertida

La pirámide invertida (PI) ha sido desde siempre el hijo preferido del periodismo, algo desdeñable a todas luces. Pues mientras que la crónica ha sido rebelde y cuestionadora por naturaleza. La nota, hecha a base de la PI, es antipática y tendrá siempre una vida monótona y cuadriculada. Dejando un registro del cual casi nadie puede sentirse orgulloso.

Entonces, odio la pirámide invertida, porque va directo al grano, sin ningún preámbulo, diciéndolo todo de sopetón. Y no hay nada tan aburrido que ir a lo medular y fundamental, sin antes haber estimulado. ¿Alguien va directo a follar, sin tener un ritual amoroso previo?.

Detesto la pirámide invertida, porque viene acompañada de las inefables 6W. Y las preguntas no van conmigo, y así como ser humano es inexplicable, hay cuestiones que no se resuelven con el quién, cómo, dónde, qué, cuándo y porqué. El que responde todo y no da margen a dudas, cae en lo cuadriculado y no tiene más que contar. Y como se sabe solo aquellos que se cuestionan pueden cambiar el mundo.

Odio la pirámide invertida porque pretende acumular todo en un párrafo, rezagando las cosas que aparentemente no tienen importancia. Cuando sabemos todos que son los detalles los que muchas veces hacen la diferencia.

Detesto la PI, por la misma razón por la cual me encanta disfrutar la comida, y no engullirme la cena de manera salvaje sin saborear sus ingredientes. La condeno porque no deseo empacharme prematuramente de datos, sino escuchar una verdadera historia.

Las detesto porque luego de leer las primeras líneas a nadie le importa lo que venga después, echando por la borda el natural esfuerzo con el hacemos nuestra nota. Y si de algo soy un amante es de los finales seductores e intempestivos.

Odio la PI, porque pase más de cinco años escribiendo así en la universidad y apenas un ciclo como crónica. Y si hubiera seguido en esa línea seguramente hubiera terminado como secretario policial, colocando la edad de las personas entre paréntesis antecedido del nombre.

Detesto la PI, porque su redacción siempre será impersonal y lejana, colocando entre el lector y el redactor una distancia infinita, incapaz de conmover y hacer sentir algo. No soporto su redacción porque no trasmite nada más que datos y si me hubiera preparado simplemente para ser un datero, no hubiera gastado tanto dinero en libros, revistas y talleres.

Odio las notas informativas hechas como pirámide invertida porque el único sentimiento que pueden generar en mí es cólera e indiferencia. Pues mientras la crónica es una amante apasionada y estremecedora, la PI es frígida por naturaleza, glacial por complemento y floja por añadidura.

Aborrezco la PI porque la geometría siempre me pareció absurda y como toda ciencia exacta no deja margen al criterio, ni a un enfoque diferente.

En fin, odio la Pirámide invertida porque nunca podrá convertirse en novela. Algo espeluznante tomando en cuenta que ella puede basarse en la materia prima más espectacular y natural de las inspiraciones: la vida cotidiana. La detesto porque aunque niegue mi existencia y mi futuro aún sigo soñando con ser un novelista. Claro, siempre y cuando una pirámide invertida no termine ganándome la pulsada.

3 comentarios:

Kike Sánchez dijo...

Y el a favor....???. Está bueno el texto. Debe ser una de las piedras más gruesas que tienen ustedes. Afortunadamente existe un arma, no sé si blanca pero arma al fin y al cabo, algo crónico como dice tu pata. Una enfermedad impersonal que se enarbola como bandera.
Te dije desde que lo empezaste, que una crónica vale más que mil preguntas. y hoy después de leerte no me arrepiento

Gab dijo...

hey Martín que buen post. Quién folla primero sin antes hacer un previo??
quÉ buena frase.

Sara J. dijo...

yehh volvieron los a favor y en contra. despues de Etiqueta negra nunca vi algo mejor.