01 julio 2009

La cultura del billete



Según San Juanka.

Idiosincrasia o costumbre. Igual todo resulta favorable para la involución del peruano. Quizá no sea así. Quizá sí respetamos a quienes se hacen respetar y pisoteamos a quienes lo permiten (en este caso, los mismos peruanos).

Y de qué estoy hablando. De una parte muy especial de nuestra cultura: el dinero, para ser específico, de los billetes.

Tal vez, en estos momentos tenemos alguno a la mano.
¡Vamos! Sácalo, te espero.
Si no tienes uno, no importa; aunque sea imagínatelo.

¿Listo? ¿Continuamos?

Seguramente tenemos o imaginamos (en su defecto) uno medio arrugado, un tanto amarillo y probablemente muy viejo. Incluso quebradito y hasta incompleto. En caso contrario, entonces perteneces a una pequeña minoría.

Además (y esto va dirigido a los de la minoría), durante el transcurso de nuestras vidas, cómo hemos recibido los billetes que pasaron por nuestras manos. Creo que no fueron completamente nuevos, ni tampoco estaban en las mejores condiciones.

Y acaso alguien se preguntó por qué permitimos que nos lo den pese a estar en pésimas condiciones. Yo sí me lo he preguntado: no apreciamos nuestras cosas y menos a nosotros mismos.

¿No me creen? Ahora pensemos en un dólar. Les aseguro que las características no se parecen en nada a la de nuestra moneda.

¿A qué se debe esto? Simple y llanamente es porque los gringos sí se hacen respetar y no aceptan sobras.

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