27 julio 2009

A ti…madre

Una mañana naciste y cambiaste mi mundo; y la existencia de muchas personas. Sin ti no sería nada, siempre pienso eso. Me tuviste en ti más tiempo que este mundo y me conoces desde dentro. Yo también te conozco aunque no dejas de sorprenderme. El tiempo pasó y el destino se encargó que la vida no sea fácil, pero ¿qué es fácil aquí?. Lo que no cuesta no se disfruta y hoy te veo feliz. Mírate, hasta sonríes.

Creciste y junto a ti tu responsabilidad. Un hombre se fue y desde arriba te ve. No quiso dejarte sola y te envió papá, y junto a él construiste lo más hermoso que he visto: Una familia unida. Nacieron Liz y Susana, dos creaciones perfectas como tú, como ustedes dos. Y una madre que te ama, al igual yo.

Estas rosas llevan tu nombre y no es coincidencia que te parezcas a ellas. Como tampoco es coincidencia que el amor hacía nosotros sea infinito, pues solo de ti se derrama desprendimiento sin fin, cariño abrumador y caricias de madre, esa que siempre será la luz y guía de mi vida y el pilar de una familia que siempre necesitó de ti y necesitará de tu fuerza y de tu entereza para salir adelante.

La patria es nuestra madre y hoy celebro dos fiestas, pero este suelo bendito jamás podrá igualarse a tu abrazo, cálido e incandescente. Dios supo que eras bendita y por eso decidió que acá tu día sea feriado. Quiso también que el rojo y blanco de esta bandera mezcle entre tus manos la perseverancia y tu pureza. Tus ganas de no rendirte, aunque todo parezca perdido, tus ganas de no dejarte caer aunque la mochila que cargues sea muy pesada y tus ganas de seguir aunque parezca ser demasiado tarde.

Esa eres tú y un millón de significados más que generas en mí. Otros millones más se quedaron en al mente de nosotros. Quise darte algo mío, algo que sé hacer pero que aún es insuficiente para pedirte perdón por las cosas que hice y por aquellas de dejé de hacer, por las que recuerdas y las que olvidaste, por las te enteraste y por aquellas que desconoces. Por todas ellas quiero pedirte disculpas. Hoy quiero decirte cuanto te amo madre y cuanto me falta por retribuirte. Quiero recordarte que así como empecé esta carta, no sabría qué hacer sin ti.

“Felizmente, no todo lo podemos tener, pero si lo podemos alcanzar”

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