26 julio 2009

El gris de enero

Hoy se cumplen tres días desde que vino a vivir a mi casa, dice que aún no tiene dónde quedarse y para no hacerla quedar mal, acepto complaciente.
Son tres días de sexo desenfrenado que nunca pensé aguantar y menos con ella, tres días que al despertar incómodo de una noche sofocante me encuentro con su cara de culo y su aliento atroz cuando me dice “hola amor” al despertar.
Considero mi silencio muy galante y mi conducta apropiada y sí, merezco llamarme un buen anfitrión.

II

Nunca supe qué me gustó de ella, o su buen rabo o su par de buenas tetas fueron suficientes para conquistar mi tan mellado gusto que terminó siendo asesinado a pajazos por innumerables rutinas sexuales, aburridas. ¿Habrá alguna mujer que valga la pena hacer el esfuerzo?, qué importa, aún no la conozco, y supongo que tener a una cara culo en la cama no ayudará mi situación romántica que de por sí y gracias a ella era hasta las huevas.
Tengo la necesidad de deshacerme de ella.

III

Hoy me hizo el desayuno, café con leche y unas tostadas, cojuda pensé, eso es sólo para visitas, yo siempre como cereal. Cinco días y no te das cuenta.
No pude dejar de imaginarme, mientras la tenía en perro y le miraba la espalda y la nuca, que sería si estuviésemos al borde del techo, sería una venida espectacular pensaba, ya que me venia y con violencia la empujaba al vacío. No pude evitar reírme, ella me preguntó por qué lo hacía, le dije que por nada, aún con la sonrisa en los labios.

Esta tarde me dijo que saldría y llegaría tarde, visitaría con una amiga un departamento que le gustaba. Se acercó me dio un beso y me dijo “Si quieres me quedo”, me limpié la boca con disimulo y le dije que me llame antes de llegar.


Me despertó con el ruido de su enorme llavero, sus tacos y sus alaridos de “amor, amor”, sentí la necesidad de advertirle y despertar a mi acompañante en la cama, pero fue demasiando tarde.


IV

Esta mañana no me trajo el desayuno, me levanté temprano y salí al comedor a tomarlo junto a ella.
No me miraba ni me hablaba a pesar de estar frente a ella, pensé que iba a estar aliviado pero no.
Ya no me gusta el cereal por las mañanas.
Sólo me dirigió la palabra para decirme que se iba y que había encontrado un departamento, no supe qué decir, se paró, lavó su taza, cogió su maletín del escritorio y se marchó diciéndome: Gracias por todo Alfonso, adiós.

V

Está atardeciendo y hace frío, todo es raro ahora, no puedo lograr sonreír.
Descubrí en el escritorio al lado donde había estado su maletín una cajita envuelta en papel de regalo que había olvidado junto con otras de sus coloridas pertenencias, la abro con el menor cuidado.
Adentro había una llave con una nota:

“Cuando quieras,
en cualquier momento
y a cualquier hora,
puedes venir a estar conmigo”.

VI

Camino a casa después de regresarle su cajita, pienso “Yo nunca quise esto, No quise que se complique tanto, ni ella ni la situación.
Al llegar a mi casa cojo un par de tostadas, me sirvo un café con leche, contemplo su silla vacía.

Corolario

Cómo es que llega a cambiar un hombre, pienso, ¿En qué momento se da?, ¿En qué momento se madura?.¿Por qué tuvo que irse para extrañarla?, ¿Tuvo que irse para darme cuenta que la silla vacía que dejaba era de ella?

Aún no puedo decir que lo sé. Pero seguramente me estoy acercando.

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