30 agosto 2008

Sólo carne

Revisando la historia de mi existencia, entendí que la felicidad no es la que todos pensamos; por el contrario, las circunstancias difíciles por las que atravesamos nos conducen, entre otras cosas, a la insatisfacción personal. Como ya lo dijo el sabio Salomón "vanidad de vanidades, todo es vanidad."

Casi siempre pasamos la vida tratando de buscar la realización personal, algunos se esclavizan en el trabajo por conseguirlo; otros, mediante los estudios; también hay quienes la buscan a través de una relación amorosa, diversión, vicios, etc. De esta manera, por lo general, fracasan en el intento; claro que algunos jamás lo reconocerán, pero su realidad interna es otra.

La corriente materialista en el tiempo en que nos tocó nacer es muy influyente, cada quien experimenta una especie de alegría con algún objeto valioso nuevo, ya sea un auto, una cámara, un viaje, etc.; sin embargo, esta experiencia maravillosa es fortuita, como lo es el objeto motivo de celebración, pues éste satisface sólo a nuestra carne y la carne también tiene el mismo final que el objeto obtenido.

Me explico: vivimos desenfocados porque no nos conocemos a nosotros mismos o satisfacemos a la parte mortal de nuestra naturaleza.

Por otro lado, si entrevistamos a un teólogo y a un científico, discreparán en muchas cosas; no obstante, ambos coincidirán en que el hombre está constituido por materia y espíritu; esta es la parte, de la supuesta entrevista, que nos interesa; ahora, no creen que es más fácil estudiar lo visible que lo que no se ve. Así, el desarrollo científico se ha orientado hacia la materia y todos hacemos lo mismo ya que somos tan ignorantes como los científicos respecto al estudio de la otra parte no visible de nuestra naturaleza.

Así pasamos generación tras generación enfocados equivocadamente siempre queriendo tener más de lo que conseguimos sin terminar de saciarnos. No estoy diciendo que nos quedemos de brazos cruzados sin avanzar materialmente, lo que digo es que debemos conocer y alimentar nuestra naturaleza de forma íntegra para conseguir la verdadera felicidad, que nuestro avance material o carnal no signifique un retroceso espiritual, pues es posible que estamos matando lo más importante de nuestro ser y junto con él toda nuestra valiosa existencia.

Piénsalo: "El que tenga oídos que oiga", pues no es sabio el que sabe más, sino el que teme al máximo representante de lo que no se ve: al espíritu, a Dios.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

hola tu eres jeyner rebolledo y vives es peru? y tambien vivis en "colonial"?... si es asi, entonces podrias darme tu correo? espero no haberte molestado