06 septiembre 2008

Verdad incómoda

Sabías que:

Sólo nos queda cincuenta años antes de que el planeta (la casa) que se nos otorgó para vivir, se destruya.

Estudios actuales comprueban que nuestro planeta está pasando por una etapa final de deterioro. Nuestros suelos, el aire que respiramos y hasta la capa de ozono han sufrido cambios trágicos cuyo efecto en cadena terminarán por destruirnos.

Al Gore es un político y ecologista estadounidense. Fue vicepresidente de los Estados Unidos(1993-2001) bajo la presidencia de Bill Clinton y candidato a la presidencia en el 2000, cuando perdió las elecciones frente a George W. Bush.

En su denodado intento por demostrar científicamente el estado en que se encuentra nuestro planeta, debido a la excesiva contaminación ambiental que sufre, ha elaborado un alarmante documental denominado “La verdad incómoda”, donde se puede observar el rápido y aterrador proceso destructivo en que se encuentra nuestro ecosistema.

Los ecologistas llaman a este planeta nuestra casa, la misma que se está destruyendo por pedazos: los glaciales, cual congeladora malograda, se están derritiendo debido al calentamiento global originado por la excesiva presencia de dióxido de carbono (CO2), entre otras causas. La capa de ozono, cual techo picado de una casa, presenta un agujero por donde se filtran los rayos ultravioletas, acabando por contribuir con dicho calentamiento.

A pesar de las cifras y pruebas fidedignas mostradas en este vídeo, el presidente de los Estados Unidos hace poco o nada al respecto, pues atentaría contra sus intereses, ya que tendría como primera responsabilidad, y a manera de prevención, la erradicación de consumo de petróleo en el que invierte grandes cantidades.

Reflexión:

Al parecer, las predicciones apocalípticas no estaban lejos de la realidad, pues de una u otra manera, si hay algo que el hombre ha mantenido como constante, entre otras cosas, es la autodestrucción. Ya sea intencional o por ignorancia, el hombre ha demostrado que no ha sido capaz de administrar con sabiduría la gran casa que se le confió. Es qué Dios se equivocó.

Según la Biblia, los errores (pecados) cometidos por ignorancia son perdonables; pero a aquellos que aún conociendo las consecuencias los cometen, y sobre todo, cuando afectan a inocentes, qué castigo les espera.

Lo más indignante es tener que compartir tu casa con quienes hacen de ella un basurero, dejan los caños abiertos hasta que rebalsen, descomponen su refrigeradora para que todo se malogre y como si no fuera suficiente, pican tu techo hasta agujerearlo. ¿Quién sería tan estúpido, qué animal monstruoso haría todo esto sabiendo que es la casa en donde ha nacido y crecido? ¿Qué no era el homo sapiens sapiens el nivel más elevado de evolución? O es que sin darnos cuenta estamos involucionando.

La verdad sólo incomoda cuando ésta afecta los intereses de quien es descubierto. La nueva
pregunta es: ¿qué interés puede estar encima del interés de preservar la vida?
Por todo lo expuesto anteriormente, podemos demostrar que el hombre perdió toda capacidad de lógica, desenvolviéndose bajo una escala de valores equivocada, dando prioridad a intereses no duraderos y destruyendo lo que sí está hecho para durar de generación en generación.

Nuestros padres hicieron poco o nada al respecto. ¿También nosotros cometeremos el mismo error para que nuestros hijos o nietos nos juzguen?
Difunde esta verdad, incómoda para algunos, pero necesaria para todos; pues sólo así mereceremos la categoría de ser humanos y, tal vez, habrá tenido sentido el haber nacido y heredado una hermosa casa.

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