16 octubre 2008

Un epílogo olvidable

Es muy cierto que cuando me inicié en La Cuarta Pared, mi idea principal eran los comentarios a las películas que iban a estar en cartelera, claro siempre y cuando el bolsillo me lo permitiese. También hubo casos en los que no pude ir al cine durante la semana y comentaba alguna otra película que me parecía importante comentar. A veces clásicos, a veces no.

Y, aunque el día de hoy, tarde como estoy publicando, espero el menor feedback de parte del público lector, no dejo de pensar, y no dejo de preguntarme que sería si comentase en vez de un película, algún otro evento, llámese, obra teatral, o partido de fútbol. Como es el caso de hoy.

El fútbol al ser un espectáculo, nunca huyó de mi vista, ni tampoco de la de La Cuarta Pared, sino que se dejó macerar en un rincón de nuestras esperanzas en donde, poco a poco, tal vez madure o tal vez se pudra, aunque todo depende de la casta, dicen.

Siempre supe que la suerte existe, lo tenía como monólogo astral desde las veces que también, innumerables, se me pasaba por la cabeza revisar mi horóscopo en cualquier periódico cojudo de por ahí.

Sé de sobra que los partidos se ganan con goles, pero también sé, como jugador de fulbito que soy, que a veces la garra no basta. A veces y muy a pesar mío, amante del caos, el orden táctico prevalece ante la garra eufórica y el corazón henchido, que los partidos no sólo se ganan con fuerza sino también, con orden y con táctica.

Si bien en mi corta experiencia eliminatoria (osea verlas por TV) siempre he visto a Perú claudicar ante su afanoso “afán” de ocupar el cuarto o quinto puesto. Debo decir que, prescindiendo de mi memoria a largo plazo, no he visto nunca una selección que meta tanto, o como se dice criollamente, que deje tanto "huevo en la cancha".

Y si bien también pienso que faltan Paolo y los del otro grupo; como Acasiete, Farfán y Pizarro debo decir que la identidad adquirida con este grupo es incontrastable, pocas veces vista por mi y conmovedora.
No vine a hablar de partido alguno, y si esa fue la apreciación, fue una lectura equivocada de ella, lo que vine a decir acá en esta edición especial de La Cuarta Pared, es que si bien se pierde, hay maneras diferentes de perder, sensaciones diferentes que dejan epílogos de partidos innombrables para nosotros que muchas veces son apreciables y muchas veces también son olvidables. Ayer no fue como siempre.

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