06 noviembre 2008

Dioses


Nombre: Dioses
Dirección: Josué Mendez
Productora: Chullachaki
Año: 2008
Pais: Perú
Elenco: Maricielo Effio, Sergio Gjurinovic
Edgar Saba, Anahí de Cárdenas.



Hace poco leí por ahí, la verdad no recuerdo donde, Josué Méndez respondía a una pregunta al parecer mordaz diciendo- yo me reí de principio a fin, disfrútenla-.
Si bien no es una vana recomendación, realmente es lo que espera uno desde que hace la cola para poder adquirir una entrada a cualquier película, uno siempre va con la idea de disfrutarla. Algunas veces tenemos éxito en este cometido y otras no, lo cual nos lleva a “Dioses” que es un caso extraño.

Cual niño que carcajeándose mira a otro resbalarse y caer de cara en la vereda, eso nos muestra este nuevo filme, que nos introduce en un mundo el cual ya estamos saciados de ver como lo es la alta sociedad limeña, sus pendejadas sus fiestecitas, su “buena vida”, nos lleva de la mano hasta una alcoba que nunca fue impenetrable, sino que sentimos pública y hasta el más pobre algún momento se sintió identificado con esta subrealidad que nos trajo las benditas novelas mexicanas y por ende las peruanas.
Nos lleva muy lejos e intenta burlarse mostrando, siempre mostrando y dejando sacar conclusiones supuestas por el director, risibles en algunos casos pero en otros dramáticos.
Josué Méndez aprovecha toda esta concepción e ideología de odiar al rico y burlarse de el para canalizarlo como un aval para su obra, que, siento fue necesaria para el hacerla, de alguna manera se siente la obligación o el compromiso para con el, el que haya hecho esta película, como unas memorias inevitables que eran necesarias de escribir.

El filme es fuertemente centrado en la soledad que tienen los personajes principales, en sus dolencias, sus debilidades, sus errores, su humanidad. Los cuatro principales reflejan eso, esa felicidad gris que era suficiente para hacerlos vagar y divagar en el quizás, para hacerlos arrastrarse por su inconciente, recorriendo habitación tras habitación sin encontrar a nadie, permanecer inmóviles, sonreír, actuar.

La fortaleza de la película es básicamente sus encuentros con ellos mismos, tratando de conceptualizarse, de entender su razón, definirse para poder lograrlo.
La mencionada historia de Cronos, no llega de forma casual, sino como una suerte de argumento original o idea principal. El padre devora al hijo, lo agobia, lo subestima, lo destruye e igual que la historia, haciendo la analogía correcta llegamos a ver en la escena final a Agustín (Edgar Saba) sentado en una silla mirando al mar hablando y proyectando el futuro de su hijo (en verdad su nieto) Zeus, perdón quise decir Gianluca.

Esta puerta abierta que se deja al final, no llega a ser consecuente con sus antecedentes, esta elipsis no llega a significar ni solventar las razones para que los personajes al final se hayan dado una segunda oportunidad y aunque no llega a ser un final feliz, como de ninguna manera esperábamos, sino mas bien gris, como toda la filmación hecha en la playa en invierno, este color también matiza el final.

Dentro de lo positivo rescato que hecho ya este filme, especulo un mejor futuro para Josué, que habiéndose burlado cuanto deseó de las personas que quiso, es ahora libre para mostrarnos lo mejor de él en su siguiente obra.


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