21 enero 2009

10 Centavitos

Según San Juanka

Entre la pobreza y la audacia es la manera en que la mayoría de los peruanos solemos vivir porque quién en alguna ocasión no se “equivocó” al tomar el micro o se hizo el dormido para no pagar el pasaje. Estoy seguro que en más de alguna oportunidad hemos pasado o visto algo similar.

Incluso, en toda calle en que uno camina siempre encuentra algún mendigo que extiende la mano, balbucea algunas cosas y te mira esperando que uno le de alguna moneda que le sobra en el bolsillo.

Hasta hay quienes suben al ómnibus, “florean” bonito contando que algún familiar está en el hospital y que están tan “misios” que no tienen ni siquiera para comprar una bolsita con caramelos, por lo que tienen que aguantarse la vergüenza de acercarse con las manos vacías.

Pero el colmo de la astucia o conchudez – depende la perspectiva de cada uno – lo viví hace unos días cuando por una calle del Centro de Lima, la cual suelo recorrer casi a diario, un joven de entre 18 y 25 años, de buen vestir (sin harapos, ni descocido) y sin ningún defecto aparente, le pide a toda persona que pasa 10 centavitos.

Lo que no puedo negar de esta hombre es su buena actuación (hombros caídos, mala pronunciación y despeinado); sin embargo, cuando me pidió 10 centavitos le respondí que tenía 20, por lo que se quedó sin palabras.

Hasta ese entonces no pasó nada; sin embargo, como siempre me decía lo mismo al verme pasar y yo le seguía contestando que no tenía 10, sino 20 centavitos; llegó un día en que se acordó de mi cara y yo, sin saber aquello, preparé la tradicional respuesta pero aquella ocasión en vez de 10, pidió “20 centavitos”.

¡Que astuto! – pensé – pero por exigente no le di nada en esa última ocasión.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

:)