20 enero 2009

Compromiso del escritor (II)

Hablemos del compromiso del creador en la actualidad –en el 2008--. Sabemos que esta sociedad está embriagada por la publicidad que difunden a diario, los poderes más oscuros que dominan a la humanidad (el económico, en acuerdo con el político). La difusión publicitaria se hace vía televisión, prensa escrita, etc.; pero, ahí no acaba el problema esta sociedad también está tiranizada por el famoso eslogan de la globalización, que esto no es más que un vocablo “oculto” creado por los países poderosos para poder dominar y apropiarse “legalmente” de las riquezas de los naciones pobres. Si esto no fuera así como el término globalización le dan más resonancia cuando se relaciona con el libre ingreso de capitales, mas no en la libre circulación de personas. No podemos decir que esto no es así; sino por qué el abuso, la discriminación con los sudamericanos que llegan a España, Italia, Estados Unidos en busca de trabajo, ya que sus países de origen no pueden darles la oportunidad de trabajar, de vivir.

Publicidad, globalización sólo han logrado convertir a la sociedad, principalmente a la nuestra, en un grupo masificado de personas alienadas, acríticas e irreflexivas. Por tanto, muchas consecuencias visibles. Las más notorias: una pérdida paulatina de la identidad personal y cultural, de los valores humanos, de tradiciones y costumbres que nos identificaban. Pero lo más grave es la pérdida del pensamiento individual y original, "crítico". Esta última consecuencia no sólo es propiciada por las políticas mundiales y nacionales, sino también por los medios de comunicación, que por cierto están en manos de los grupos de poder, los que antes se les llamaba burguesía, que tienden a formar receptores pasivos, atontados, nada pensantes. A todo esto le pone su cuota de colaboración la educación, con sus contenidos totalmente aislados de nuestra realidad, docentes que "dicen" pretender un alumno crítico-reflexivo, pero ellos no reúnen ese requisito, y lo peor son las clases con sólo temas insípidos, sin polémica, sin información rigurosa; ni que decir de los exámenes, el niño o joven tiene que reproducir las frivolidades enseñadas --el discurso de los poderosos--.El discurso de los políticos, de las autoridades educativas dice: "querer una sociedad crítica-reflexiva"; pero en el fondo poco se aceptan las voces críticas, por el contrario se premia la mediocridad, se acepta la corrupción, mas no se loa la inteligencia, la creatividad. Nuevamente volvemos al concepto de globalización, porque solo en esta se acepta al hombre frívolo, individualista, oportunista, irracional y materialista.

Otro problema es al pronunciar la palabra democracia, esta se ha convertido en un modismo, hablado por cualquier oportunista deseoso del poder, mas no es un concepto explicado a las grandes mayorías, por ello surgen los problemas de gobernabilidad. Las masas en nuestro país quieren pan y trabajo, pero no llega, surgen las protestas y a los regímenes de turno esto les incomoda, mandan la policía, sus jueces y estos se exceden, los primeros disparan, capturan abusivamente, los otros acusan con esas leyes hechas sólo a nombre personal; resultado de esto a todo líder sindical, campesino se intimida o se le adjunta el nombre de comunista, y lo más grave es cuando a este término se le emparienta con el de terrorista.

En fin, así se forma un círculo vicioso, la única sensación que queda es, la democracia no soluciona los problemas, no sirve para nada. La democracia no soluciona nada eso es verdad, porque el llamado líder, por llegar a la casa de Pizarro, enrama grandes mentiras, él bien sabe que sus promesas no serán cumplidas, sólo que las dice porque lo único que le interesa es llegar a asegurar su futuro económico, su familia, su vida.

¿Frente a estos problemas cuál debería ser el papel del poeta-escritor? En primer lugar creo que debe construir su propia visión de la patria, original e inédita, si es válido esta última palabra; donde más allá de las influencias de los muertos, se despoje de la subordinación de modas o jugueteos con los espacios de la figuración, de la publicidad. Sólo así volverá a surgir el escritor como "ser crítico", como lumbrera.

El día que el creador tome un compromiso serio y coherente, una acción más que una palabra, ahí el pueblo y la historia se lo agradecerán y por fin los poetas, narradores de este sombrío siglo, sentirán que es absolutamente necesario ir contra la corriente cuando todos huyen. El compromiso entonces está en procrear o colaborar en el nacimiento de otras nuevas ilusiones, para que la esperanza siga verdeando, floreciendo sus colores y sus aromas. Escribir desde la sima del corazón. Escribir pensando no en el éxito sino en la literatura, en los valores humanos. Escribir para lograr algo que justifique nuestro paso por esta patria. Escribir nuestra historia, poetizar las ilusiones universales, escribir una obra que haga decir a nuestros contemporáneos o a las generaciones futuras, que nuestra vida ha sido útil.

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