Pasaporte negro

Según San Juanka

Semana tranquila, despejada, libre de preocupaciones. En pocas palabras estuve de vacaciones, las tan ansiadas y esperadas desde el primarioso estudiante hasta el agobiado trabajador.

Sin embargo, para no desperdiciar el tiempo, aproveché los días para “pichanguear” (jugar fulbito en la pista) con mis primos. Pero el jueves o tal vez viernes, nos percatamos de un gran número de personas en caravana siguiendo una carroza.

Como es costumbre, no faltó alguien que preguntase ¿quién había muerto? La respuesta fue lamentable. Se trataba de un niño que acababa de cumplir un año; pero más triste resultaba que ese niño había nacido con problemas al corazón y constantemente lo llevaban al hospital.

Ya se imaginará el ambiente que se habría creado si empezábamos a pensar en lo ocurrido, por lo que lo único que atiné a decir fue que los problemas al corazón que tenía el niño eran por las muchas preocupaciones que tuvo.

Lógicamente no faltaron las sonrisas que ayudaron a despejar el pesado momento e impidieron que nos veamos afectados por el tema, no obstante no crea que soy insensible ya que me hubiese abstenido de hacer ese tipo de comentario si conociera a los familiares del fallecido.