09 abril 2009

El maestro de la intertextualidad

La noticia llega de España:

El pasado jueves 12 de marzo, el Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos decidió que la mejor novela de ficción de 2008 era 2666 (España /2004/Anagrama), del escritor chileno Roberto Bolaño. Una pena que no esté ya para celebrarlo, y una alegría por tener noticia de que esa asociación, formada por 900 especialistas literarios de las mejores publicaciones, tenga tan buen criterio –cada vez más escaso–.

2666 es básicamente cinco novelas a la vez, que nos sumerge en las peripecias de un círculo de profesores de literatura, que se ven arrastrados en un proyecto común, su admiración por el escritor alemán Beno von Archimboldi.


En la Web se puede leer:

Bolaño fundó el movimiento poético infrarrealista, que, surgido a partir de reuniones y tertulias en el Café La Habana de la calle Bucarelli, se opuso radicalmente a los poderes dominantes en la poesía mexicana y al establishment literario mexicano –que tenía a Octavio Paz como su figura preponderante–.

El movimiento infrarrealista tuvo como guías la ruptura con lo oficial y establecerse como vanguardia. Si bien se agruparon bajo el apelativo de infrarrealistas alrededor de quince poetas, Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro fueron los exponentes estilísticamente más sólidos, destacando ambos por una poesía cotidiana, disonante y con varios elementos dadaístas.

A pesar que la crítica, recientemente, le ha dado la verdadera importancia que Bolaño merece, sigue habiendo un vasto grupo de académicos que todavía mira de soslayo al escritor chileno. La española Regina Irae tiene palabras un tanto ácidas para la obra de Bolaño:

En conjunto es una novela irregular, pero que se mantiene en un buen nivel de calidad. Su misma desmesura y ambición son ya motivo de alabanza. La manera como está escrita, como un puzzle de historias, permite u obliga al lector a ir atando cabos. No alcanza la categoría de obra maestra, pero está bien. Una novela sobre la literatura y la realidad, a la que parece faltarle algo.

Un fragmento de la representación de 2666




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