27 junio 2009

Apología a la mentira

Lo confieso: soy un mentiroso. Aunque si tengo un argumento que esgrimir a mi favor; podría decir que soy un mentiroso honesto, es decir, soy un mentiroso que lo acepta públicamente y asume –por supuesto– la reacción colateral que pueda suscitar esta confesión.


Ser mentiroso no es lo mismo que ser un timador, embustero, truhán, farsante y embaucador. La palabra en sí misma guarda un pequeño guiño y halo de candidez que, a todas luces, me deja sentirme, si no bien, por lo menos más tranquilo.


Por supuesto que no soy un mentiroso gratuito o, mejor dicho, no es mi afán serlo. Algo de decoro y vergüenza queda en mi corroída conciencia. Y, es, por ello, que hago este strep tease literario, pretendiendo que sirva como catarsis. Confesar esto es, de algún modo, liberarme de esa carga pesada.


Justificar que la sociedad me hizo un mentiroso no es, de ninguna manera, un argumento que sirva de pretexto, mucho menos pretendo que halle asidero en sus percepciones.


Vale decir, no miento en perjuicio de otro. Miento en beneficio y desmedro propio. Me miento a mí mismo, porque todo lo que escribo son mentiras. Felizmente, mi corroída conciencia, en un acto heroico de lucidez, desnuda todas mis patrañas y me confirman lo mentiroso que soy o puedo ser.


Además, con el ánimo de hacer escarnio de mi propio ser, diría que soy un mentiroso a sueldo. Sí aunque no lo crean, me pagan por mentir a otros, por mentirme a mí mismo y por mentirles a ellos también. Lo que quiere decir, que mi contrato de trabajo, en líneas generales, puede ser también una mentira más.


Nunca he sido un auténtico defensor de los ideales más altruistas, tampoco pretendo serlo. Es más, en honor a la verdad, hasta podría decir que soy un asustadizo. Pero, para ser cobarde, prefiero ser un cobarde empleado y con sueldo seguro.


Probablemente, esté tan acostumbrado a mentir que estas líneas terminen siendo, de algún modo, otra mentira más. Para limpiar mi honor –que yo mismo me he encargado de embarrarlo–, podría decir que ésta es una pequeña, dulce y, a la vez, honesta mentira.

0 comentarios: